Storytelling: Del concepto al logotipo
- Diego Arevalo

- 24 sept
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 25 sept
En más de tres décadas diseñando marcas he confirmado una verdad: una marca sólida siempre empieza con una buena historia. El diseño no se reduce a un logotipo atractivo o un nombre sonoro; se trata de construir un relato que pueda crecer, evolucionar y conectar con la gente. Hoy quiero contarles el proceso detrás de Genial, una marca que nace de esa visión.

1. El nombre: sembrar la idea
Crear un nombre de marca es un ejercicio de exploración y síntesis. Con Genial partimos de conceptos ligados a la mente, la creatividad, la herencia genética y la imaginación. Analizamos palabras como futuro, arquetipo, idea, imaginación, gen, cromosomas, y referencias culturales que van desde Mendel hasta la filosofía de Locke, pasando por la metáfora del atrapasueños.
Lo que buscábamos era un nombre breve, potente y universal, que transmitiera creatividad, inteligencia y autenticidad. Así surgió GENIAL: una palabra cargada de significado positivo, que juega con la raíz gen (origen, esencia, ADN) y con la capacidad de generar algo nuevo (generar ideas, innovar).

2. El logotipo: darle forma al relato
El paso siguiente fue trasladar ese concepto a un lenguaje visual. El logotipo debía ser más que una tipografía bonita: debía reflejar la fuerza de las ideas, la innovación y el carácter disruptivo de la marca.
Tomamos como referencia el universo steampunk y la idea del wormhole (agujero de gusano), una metáfora de la mente como portal de posibilidades infinitas. En este imaginario, el sombrero se convierte en símbolo de pensamiento, de imaginación estratégica y de visualización del futuro.
De ahí nació un logotipo con energía, dinamismo y profundidad conceptual: una identidad que conecta pasado y futuro, tradición y modernidad, imaginación y estrategia.

3. El resultado: una marca con ADN propio
El proceso de Genial es un ejemplo de cómo el storytelling da coherencia a cada decisión de diseño. Desde el nombre hasta el logotipo, todo responde a una narrativa clara: la creatividad como motor genético de la innovación.
Cuando una marca nace de esta manera, no solo tiene un nombre y una identidad gráfica; tiene un ADN, un relato que la hace auténtica, memorable y capaz de crecer en el tiempo.







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